lunes, 17 de agosto de 2009

¿Pensar creativamente y actuar éticamente con niños de 3-4 años? ¿Por qué? ¿Cómo?






Entre los 3 y los 4 años los niños empiezan a ser mas libres y autosuficientes, pues ya no dependen tanto de la madre o de quien les cuidaba anteriormente. Son capaces de dominar mejor el propio cuerpo, comen solos, corren, saltan y controlan su producción de cacas y pipis. ¡Y eso es una verdadera expresión de autodominio! ¡Qué maravilla! Ya puedan lanzarse a nuevas aventuras y es lo que hacen. Son edades divertidísimas y movidísimas, por lo que es común ver escenas en las cuales hay un niño que esta corriendo, saltando y explorando todo lo que ve, seguido de adultos “cansados” que van corriendo detrás de él intentando protegerlo de tanta autosuficiencia. En esta fase el niño esta aprendiendo a orientar su cuerpo en el espacio. Por ello son bienvenidas todas las actividades lúdicas y juegos corporales que estimulen el movimiento psicomotor.

Es en esta fase que los circuitos neuronales lingüísticos comienzan a madurar. Realizar un conjunto de actividades basadas en el diálogo, la expresión y la utilización de distintos lenguajes será seguramente un trabajo que modificará sensiblemente la calidad de la relación del niño con su pensamiento y, consecuentemente, con él mismo y con el mundo.


Sobre el desarrollo de habilidades del pensamiento creativo con niños de 3-4 años

Aunque haya varias teorías sobre el pensamiento, se puede afirmar que casi todas están de acuerdo en que pensar es un proceso con distintos actos mentales entrelazados que ocurren muchas veces simultáneamente. Y cuando hablamos de jugar a pensar con niños de 3-4 años nos estamos refiriendo a estimular eses distintos actos mentales de tal manera que generen un pensar que pueda ser llamado “mejor”. Lo que queremos no es enseñarles a pensar, porque eso ya lo hacen, sino ayudarles a pensar mejor. ¿Y qué significa eso? Pensar mejor a nivel lógico, estético y ético para que se desarrollen sus capacidades crítica, creativa y cuidadosa. Y para que eso sea posible de manera efectiva lo mejor es estimular el desarrollo de las habilidades de pensamiento.

Esta bien clarificar que, aunque con vistas a una visión más integradora del pensamiento, nos interesa resaltar y estimular especialmente el pensamiento creativo. En distintos libros que tratan del pensamiento creativo se suele encontrar como sus características la flexibilidad, la originalidad, la fluidez y la
elaboración. Buena parte de las técnicas planteadas por los manuales de creatividad suelen estar pensadas para desarrollar estas características. La fluidez se refiere al número de ideas que se pueden generar y a la velocidad con la que se hace. La flexibilidad en el pensamiento es muy similar a la flexibilidad física, es algo que una vez desarrollado, nos permite movernos en distintas direcciones. La originalidad es una característica que tiene que ver con la singularidad y con todo aquello que hace con que algo tenga “estilo”, sea diferente y único. La elaboración se refiere a la ordenación, clarificación y transformación de unas ideas en otras dándoles una forma final que las identifique y distinga de las demás. El desarrollo de esas características pasa por un ejercicio constante de las habilidades de pensamiento.
Pensar es algo complejo y multifacético, que extrapola una lista de habilidades de pensamiento. Sin embargo, proponemos una clasificación de habilidades porque son partes “tangibles” del pensar que nos permiten realizar intervenciones pedagógicas claras y objetivas. En ningún momento queremos reforzar una visión reduccionista del pensamiento. Presentamos una lista de 19 habilidades de pensamiento, recordando que esa lista no es exhaustiva sólo incluye algunas de las habilidades que ayudan a desarrollar el pensamiento creativo de los niños de 3 y 4 años y que están clasificadas en cinco grandes grupos:

HABILIDADES PERCEPTIVAS

La palabra percepción viene del latín perceptio y significa acción de recoger o cosecha. En general, utilizamos esta palabra para nombrar el acto y/o efecto de la capacidad de percibir. Percibir viene del verbo latino percipere y significa concebir por los sentidos, aprender, comprender, formarse una idea sobre algo. Si quisiéramos ser poéticos podríamos decir que percibir es hacer una cosecha de las ideas que están contenidas en el mundo.

Los niños de 3-4 años lo tocan todo, lo huelen todo, miran, escuchan con atención porque quieren saberlo todo. También están desarrollando la percepción de formas y colores, lo que significa que cuánto más sean estimulados en esa dirección mejor podrán desarrollar su inteligencia perceptiva, su sensibilidad y su interacción con el entorno. Y es por eso que proponemos que desde la escuela se haga un trabajo que estimule ese grupo de habilidades de pensamiento que llamamos de PERCEPTIVAS: observar, escuchar atentamente, saborear/degustar, oler, tocar, percibir movimientos (cinestesia), conectar sensaciones (sinestesia).


HABILIDADES DE INVESTIGACIÓN

La ciencia en la producción de su conocimiento utiliza las habilidades de investigación, igualmente el arte en sus procesos de creación. Los procesos científico y artístico son procesos de investigación. En ellos se aprende a formular problemas, a hacer estimaciones, a mesurar, a colocarse curiosa y atentamente delante de las cosas y, consecuentemente, a investigarlas. La ciencia y el arte se renuevan continuamente y es partiendo de esta constatación que se puede afirmar el carácter autocorrectivo de la práctica de la investigación.

Los niños de 3-4 años tienen una curiosidad desbordante absorben todo como si fueran esponjas. Investigan, desmontan, preguntan constantemente, son investigadores potentes. Y desde la perspectiva de la investigación creativa están en su mejor momento ya que los niños de esta edad tienen imaginación desbordante y fantasean todo tipo de aventuras. Es la edad ideal para estimular las siguientes habilidades de investigación: buscar alternativas y imaginar.


HABILIDADES DE CONCEPTUALIZACIÓN

El conocimiento intelectual se da mediante la formación de conceptos. Los conceptos permiten determinar los objetos y los fenómenos. Pensar conceptualmente significa analizar informaciones y clarificarlas. Esta actividad de unificación es propia del entendimiento humano y genera eficiencia cognitiva, ya que ayuda a penetrar en lo desconocido, organizándolo en unidades significativas. Los conceptos, esas unidades significativas, son útiles y económicos. Las habilidades de conceptualización son las habilidades de organización de la información. Recibimos la mayor parte de las informaciones en forma de palabras, de conceptos y frases –unidades significativas que habitualmente tienen sentido para nosotros. Procesar estas unidades significativas, o sea, comprender, asimilar y registrar, es también una manera de encontrar nuevos significados.

Los niños de 3-4 años están ampliando su vocabulario mientras amplían su comprensión de si mismos y de su entorno. Están en la fase de querer saber “qué es eso o aquello”, lo que significa que están muy interesados en formular conceptos. Y para tanto buscan dar ejemplos, agrupar, clasificar, comparar, contrastar. Por eso se propone que esas sean las habilidades de conceptualización trabajadas con ellos.


HABILIDADES DE RAZONAMIENTO

Razonar nos permite descubrir cosas nuevas a partir de aquello que ya conocemos. Además de profundizar en lo que ya es conocido, razonando se descubren maneras válidas de ampliar lo que ya fue descubierto/inventado anteriormente. El contacto entre conocimientos nuevos y aquellos que ya dominamos mueve el proceso de construcción e reconstrucción del conocimiento.
Con los niños de 3-4 años es necesario potenciar dos importantes habilidades de razonamiento ya que queremos que ellos desarrollen su pensar creativo: razonar analógicamente y relacionar partes y todo.


HABILIDADES DE TRADUCCIÓN

Las habilidades de traducción permiten el tránsito entre la oralidad, la escritura y los demás lenguajes: corporal, plástico, musical, etc. De esa forma se puede aprender a mantener el significado cuando cambian las formas de expresarlo. Y, haciéndolo se amplía tanto la capacidad mental como la lingüística. La traducción tiene que ver con lo que los psicólogos y lingüistas llaman fluidez y también flexibilidad. Aprender a traducir algo de un lenguaje a otro es ejercitar la fluidez y la flexibilidad mental, lo cual incide directamente en el desarrollo del pensamiento creativo.

Como la expresión corporal y la verbal son cotidianas en la vida de los niños de 3-4 años, se deben aprovechar todas las ocasiones posibles para traducir significados de un campo a otro. Algunos de ellos tendrán más facilidad para mostrar ideas y sentimientos a partir de gestos, otros no, ya que son de natural menos expresivos en ese campo. Mas, el cuerpo habla y todos nosotros expresamos muchos mensajes a través de nuestros gestos, así como estamos constantemente decodificando los mensajes que nos llegan de los cuerpos de los demás. Y esa es una buena razón para estimular que los niños hagan esa traducción. El tránsito entre el leguaje escrito/oral y el lenguaje plástico es fundamental para el desarrollo de ambas formas de expresión. Y mejorar ese “tránsito” es algo muy importante desde el punto de vista de la eficiencia cognitiva y existencial ya que nos encontramos ante interpretaciones significativas y lecturas del mundo. Dibujos, colages, modelaje y pinturas son manifestaciones del mundo interior y pueden ayudar a mostrar pensamientos y sentimientos que sean difíciles de verbalizar. Es fundamental permitir a los niños que desarrollen sus capacidades expresivas en ese campo y que hagan las distintas traducciones entre todos los lenguajes entre si.

Las habilidades de traducción que son importantes para ser potenciadas en esa edad son: narrar y describir, interpretar, improvisar, traducir varios lenguajes entre si.

Evidentemente es importante consultar en la referencia bibliográfica de ese artículo las definiciones de cada una de esas habilidades comentadas aquí. Como es igualmente importante consultar las propuestas de actividades prácticas para desarrollar esas habilidades. Por ahora, la función de ese artículo es solamente anunciar la posibilidad de realizar ese trabajo de manera conciente y fundamentada.


Sobre el desarrollo de actitudes éticas con niños de 3-4 años

Las actitudes son entendidas aquí como hábitos a fomentar que pueden cambiar el comportamiento y las acciones. Se trata de desarrollar una posición vital, una disposición para actuar de determinada manera, “manera” que tiene que ver con el autoconocimiento y la convivencia con los demás. Teniendo en cuenta estas consideraciones y la edad de los niños, se proponen desarrollar las siguientes actitudes:

Percibirse a si mismo y proyectar un YO ideal
Los niños de tan temprana edad necesitan distintas actividades de percepción de si mismos. Aunque la frontera de los tres años representa un salto cualitativo importante en esta dirección, toda estimulación será bienvenida. Las habilidades de pensamiento perceptivas serán muy necesarias para el desarrollo de esta actitud de percepción de si mismo y de proyección del yo ideal. Evidentemente esta expresión “proyección del yo ideal” suena demasiado para niños tan pequeños, pero hay que adecuar lo que se está diciendo a lo que se puede lograr con ellos. Se trata de estimularlos a descubrir quién son, mientras aprenden a preguntarse quién quiere ser. Por ejemplo: si se ven a si mismos muy “movidos”, la cuestión es ayudarlos a ver si les gustan ser así y si quieren seguir siendo así. Pero no se trata de forzar nada, sino de matizar la percepción de uno mismo con esta importante actitud de imaginación ética que es la proyección del yo ideal.

A los 4 años, ya pueden elegir sus juegos y escoger su ropa y estos son buenos momentos para que se conozcan a si mismos y imaginen quién quieren ser. A través de los juegos y las actividades lúdicas los niños podrán experimentar esa autopercepción y proyección de la que hablamos. Hay que recordar que en esta etapa se automatizan hábitos, lo que significa repetir actividades, que en este caso serán de autopercepción, autoconocimiento y proyección (imaginación del yo que les gustaría ser). Trabajar con esta actitud ética como un hábito a ser formado es muy importante. Ojalá cada adulto de hoy hubiera podido tener como hábito, desde niños la autopercepción, el autoconocimiento y la proyección de si mismo.

Aceptar al otro y empatizar con él (ponerse en su lugar)
Aceptar es más que tolerar y reconocer al otro, porque es una acción bilateral, es una interacción en la cual ambos involucrados reciben voluntariamente y de buen grado al otro. La palabra empatía viene de la griega empatheia que significa pasión, conocimiento del otro a través de la simpatía. O sea, la empatía, la capacidad de ponerse en el lugar del otro, hace que los individuos puedan comprender mejor todo lo que no sea ellos mismos. Es una “arma” contra la violencia. ¿Quién intentará ser violento con el otro si es capaz de ponerse en su lugar y “sentir en su propia piel” las posibles consecuencias de sus actos? Al adoptar la perspectiva del otro cada uno amplia su capacidad de comprensión.

Evidentemente los niños de 3 y 4 años tienen mucha dificultad de ponerse en el lugar del otro. Incluso según distintas líneas de la psicología del desarrollo, eso es algo imposible para ellos, ya que están en plena fase egocéntrica. Pero, como estamos en la línea de estimular algunas actitudes para poder formar hábitos éticos, podemos pensar que se trata de crear entornos sociales para que ellos pueden ejercitar esta capacidad de ponerse en el lugar del otro cada día, poquito a poquito, sin forzarlo, pero señalando claramente que esto es algo importante para ir desarrollando.

Respetar, criticar y crear reglas
Las reglas son el resultado del pacto entre los humanos que pretenden convivir y compartir un mismo espacio y un mismo tiempo. Sin las reglas, la colectividad se queda sin parámetros, sin referencias, sin pautas de convivencia. Sin duda alguna aprender a respetar las reglas, normas y leyes existentes es una actitud ética importante, más también, lo es aprender a criticarlas y ver hasta qué punto son adecuadas. Igualmente es importante aprender a crear nuevas reglas, normas y leyes para las nuevas y constantes mutaciones de la vida colectiva.

Con niños tan pequeños hay que ir poco a poco. Se puede empezar con cosas muy básicas de la convivencia en clase, como por ejemplo: reglas para recoger los juguetes, para utilizar material compartido, para seguir los ritmos y los horarios comunes. Con los niños de 4 años seguramente ya se podrá preguntar qué tipo de reglas quieren proponer. Pero, evidentemente, indicar eso no significa decir a los profesores que salgan de su posición de autoridad, que es algo incuestionable y necesario. Pero esa autoridad no implica una no participación de los niños en la creación de reglas.

Finalizando
Afrontar la complejidad del siglo XXI, entre otras cosas, es buscar respuestas para la educación de las nuevas generaciones. Seguramente ese siglo que nació envuelto en tantos acontecimientos desafiantes pide nuevas generaciones mas capaces de actuar éticamente y de pensar creativamente.

El educador de niños de 3 y 4 años debe tener presente que realiza un trabajo propedéutico, previo, de base. Es como preparar el terreno para la siembra. Pero, como se sabe, las simientes cuando están germinando bajo tierra son invisibles. Por lo tanto, no se puede esperar ver flores y frutos, aunque no se debe olvidar que ese trabajo invisible de la simiente genera la posterior aparición de la flor. O sea, cuanto menor sea el niño, menos podrán verse resultados inmediatos del trabajo realizado con habilidades de pensamiento creativo, valores y actitudes éticas. Esto no significa que no esté ocurriendo nada. Lo que el educador necesita recordar es que estará interfiriendo a nivel estructural, ayudando a los niños a que formen su base cognitiva y moral de forma más intencional, consciente y cualitativa.
¡Lo que no se puede olvidar es que es una edad bellísima para disfrutar con ellos y aprender de ellos esa actitud de intensa curiosidad y búsqueda de aprender! Son como girasoles buscando al sol...



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